El nombre de este blog es mi pequeño homenaje a las maletas, esas compañeras fieles e imprescindibles en todos nuestros viajes y que por suerte, con el tiempo fueron evolucionando hasta llegar a tener en la actualidad unas maravillosas ruedecitas que nos permiten poder tirar de ellas (en lugar de cargarlas) y hacer nuestros viajes mucho más placenteros aún. ¡Qué bien nos hubieran venido a muchas y a muchos hace unos cuántos años!

Amigos curiosos y viajeros

lunes, 4 de mayo de 2015

UN CUENTO DELICIOSO PARA EXPLICAR LA CUSTODIA COMPARTIDA A LOS NIÑOS


Erase una vez una tortuga de tierra llamada Sammy que vivía en la arena, junto al océano, en los linderos del bosque. Le encantaba tumbarse al sol en la playa. Lo hacía a diario. También le gustaba excavar túneles y pasadizos secretos en las dunas. Los cangrejos eran su alimento favorito. Cerca de allí, en el océano, había una tortuga de mar llamada Sally que vivía en las profundidades acuáticas y disfrutaba retozando y nadando entre las olas. Era maravilloso sentir la fría agua azul verdosa en el cuerpo mientras intentaba dar caza a alguna medusa para desayunar.

Un día Sammy, la tortuga de tierra, buscando y rebuscando cangrejos, llegó hasta la orilla del océano, al mismo tiempo que Sally, la tortuga de mar, nadó hasta las aguas menos profundas de la playa para poder sacar la cabeza fuera del agua y contemplar el cielo azul. De pronto, las miradas de Sally y Sammy se cruzaron y se enamoraron. Sally nunca había visto una tortuga de tierra, y su aspecto, con aquel caparazón marrón oscuro, le pareció diferente y atractivo. Sammy tampoco había tenido la ocasión de ver una tortuga de mar, y el caparazón verde azulado de Sally le pareció distinto, lo más hermoso que jamás había visto.


Las dos tortugas se amaban cada vez más, tanto que decidieron casarse. Durante algún tiempo vivieron en la orilla del océano para que Sammy pudiera sentarse en la arena, secarse y calentarse, mientras Sally permanecía en las aguas profundas para mantenerse húmeda y fresca. No tardaron en tener dos bebés tortuga y los bautizaron como Tommy y Tina. Los dos tenían sendos caparazones marrones y verdes azulados. Ambos tenían algo de papá y algo de mamá.

Tommy y Tina Tortuga se lo pasaban en grande jugando en la arena con su padre, Sammy. Pasaban horas y horas excavando túneles y buscando cangrejos para comer. De vez en cuando, se quedaban dormidos y echaban una siestecita en la cálida arena, uno junto a otro. Al esconder la cabeza y las patas, sus caparazones parecían rocas semienterradas en la arena. A Tommy y a Tina también les fascinaba juguetear en el mar con su madre, Sally. Daban volteretas en las olas y exploraban las cuevas submarinas y los arrecifes buscando medusas para cenar. Era una familia de tortugas feliz y dichosa.


¡Pero entonces algo falló! Tommy y Tina tortuga se divertían tanto que no se dieron cuenta de que Sammy, el padre tortuga de tierra, cada vez pasaba menos tiempo en la orilla del océano, vagando por las dunas de arena y buscando alimento en el bosque, mientras que Sally, la madre tortuga de mar, pasaba todo el día nadando en las profundidades y ya no se sentaba ni un minuto en las aguas de la superficiales cerca de la playa. Cada noche, cuando papá y mamá se reunían para dar de comer a sus hijos, discutían y se peleaban. En ocasiones, Sammy, la tortuga de tierra y Sally, la tortuga de mar, incluso se mordían, y Tommy y Tina temían que pudieran lastimarse. Luego Sammy, el padre tortuga de tierra, escondía la cabeza en el caparazón y se enterraba en la arena, al tiempo que Sally, la madre tortuga de mar, daba media vuelta y se sumergía en el océano. Por último, un día Sammy y Sally llegaron a la conclusión de que no querrían seguir viviendo juntos. Sally decidió marcharse al fondo del mar y Sammy a las dunas de arena, lejos de la playa.


Tommy y Tina tortuga estaban muy tristes. Aún eran muy pequeños y necesitaban que alguien cuidara de ellos. Amaban a papá y a mamá por igual y deseaban estar con ellos día y noche. Tommy estaba enojado, gritaba sin parar y se enfadaba muy a menudo con su madre. Tina también estaba enfadada, pero guardaba sus sentimientos para sí y no salía nunca del caparazón. Ni siquiera jugaba con su hermano o con sus amigos. El mayor anhelo de Tommy y Tina era que sus padres vivieran juntos en la orilla del océano y que volvieran a ser una familia feliz y dichosa.

Un día decidieron pedir ayuda al Viejo Búho Sabio, que siempre daba buenos consejos a todos los animales y solucionaba la mayoría de los problemas. Así pues, temprano por la mañana, prepararon un almuerzo de picnic y partieron hacia el bosque para visitar al Viejo Búho Sabio. Al llegar, estaba durmiendo en lo alto de un árbol, pero enseguida se despertó y les invitó a reunirse con él al pie del tronco. En pocos minutos le contaron su problema. Luego, Tina Tortuga preguntó “¿Puedes conseguir que papá y mamá vuelvan a estar juntos?”, y Tommy tortuga añadió “¡Por favor, haz que vuelvan a amarse!”.

El Viejo Búho Sabio miró fijamente al cielo durante un rato y luego dijo “Una tortuga de tierra no debería casarse NUNCA con una tortuga de mar. Son dos especies de tortugas distintas. A Sammy, la tortuga de tierra, le gusta vivir en la arena y sentarse a tomar el sol, mientras a Sally la tortuga de mar, le gusta vivir en el océano y nadar, los dos son infelices, se sienten mal y se enojan por cualquier cosa. ¡Es preferible que cada cual viva donde pueda volver a ser dichoso!.

“Pero tú Tommy Tortuga y tú, Tina Tortuga, sois medio tortuga de tierra y medio tortuga de mar, de manera que podéis vivir en el océano, alimentados de medusas, y en la arena, alimentados de cangrejos. Os podéis divertir con vuestra madre y también con vuestro padre. Ellos os quieren muchísimo y desean que seáis felices. Lo más sensato es que viváis una parte del tiempo en el agua, con mamá, y otra parte del tiempo en la tierra con papá.”
  



¡Y eso fue precisamente lo que hicieron Tommy Tortuga y Tina Tortuga!. Unas veces vivían en las profundidades oceánicas y practicaban la natación con su madre, y otras veces vivían en la cálida y soleada arena y practicaban la caza con el padre. Hicieron muchos amigos entre los peces, los delfines y las ballenas del mar, y también entre los ciervos los tejones y los zorros del bosque. Querían a mamá y también querían a papá. A decir verdad, Tommy y Tina volvieron a ser dichosos, crecieron y se convirtieron en una nueva especie de tortuga, con bellísimo caparazón verde azulado amarronado, capaz de vivir tanto en el océano como en tierra firme.

Espero que os haya gustado el cuento. A mi me pareció, cuando lo leí, que era un cuento encantador, y bastante claro y fácil de entender para un niño. Me encantaría que pudiera ser de utilidad para alguien y si no, al menos, que paséis un rato agradable leyéndolo.

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